Durante décadas, Suiza fue sinónimo de confidencialidad bancaria y seguridad financiera. Cuentas numeradas, secreto bancario y una economía estable hicieron del país alpino el destino número uno para quienes querían proteger su patrimonio. Sin embargo, en los últimos años, este panorama ha cambiado.
Uno de los principales motivos por los que los ultra ricos están retirando su capital de Suiza es el fin del secreto bancario. En 2018, Suiza firmó acuerdos de intercambio automático de información con más de 100 países. Esto significa que ya no es posible ocultar grandes sumas de dinero sin que las autoridades fiscales internacionales lo sepan.
Además, las entidades financieras suizas han comenzado a exigir más documentación y transparencia, lo cual desincentiva a muchos inversores que buscan privacidad o eficiencia fiscal.
La presión de organismos como la OCDE, el FMI y la Unión Europea ha hecho que Suiza tenga que adaptarse a nuevas regulaciones más estrictas. Esto ha reducido su atractivo como refugio fiscal. La inclusión de Suiza en ciertas listas grises también ha impactado su reputación.

Nuevos destinos para capital privado
Ante este nuevo escenario, muchos millonarios y grandes patrimonios han desplazado sus fondos a jurisdicciones más flexibles y menos cooperativas. Algunos de los destinos más elegidos actualmente son:
Andorra y Mónaco: opciones cercanas a Europa con beneficios fiscales y estilo de vida de lujo.
Dubái (Emiratos Árabes Unidos): cero impuestos, privacidad y banca sofisticada.
Singapur: estabilidad política, secreto bancario aún sólido y ventajas fiscales.
Islas Caimán, Bahamas y Santa Lucía: paraísos fiscales con estructuras offshore.
Conclusión
Hoy en día, los ricos buscan no solo seguridad, sino también rentabilidad, ventajas fiscales y libertad de movimiento. En este nuevo contexto, Suiza ha perdido terreno frente a otras jurisdicciones más dinámicas y adaptadas al siglo XXI.
Suiza sigue siendo un país seguro y estable, pero ya no es el “refugio secreto” de antes. Los millonarios del siglo XXI buscan algo más: anonimato digital, estructuras offshore, ventajas impositivas y libertad financiera. Y eso, actualmente, se encuentra en otros lugares.